El agua contiene de forma natural cal, que se deposita diariamente en las cañerías, calentadores y elementos sanitarios del hogar como fregaderos,
lavabos o inodoros. Cuando no se realiza una limpieza regular, esta cal puede formar en el fregadero un depósito poroso y absorbente.
Aunque este depósito no siempre es visible —especialmente en superficies de colores claros—, sí está presente y tiene la capacidad de absorber y retener
restos de productos que tiñen, como salsa de tomate, té o zumos de frutas, haciendo que el fregadero adquiera un aspecto sucio con el tiempo.
Para evitarlo, es fundamental realizar una limpieza regular con agua tibia y vinagre, o bien utilizar un producto desincrustante específico para este tipo de
materiales, aclarando siempre con abundante agua. En el caso de los fregaderos de Fragranite, este mantenimiento resulta más sencillo, ya que se puede
frotar periódicamente con el lado abrasivo de la esponja. No obstante, se recomienda extremar la precaución en la base de la válvula para evitar posibles
rayaduras.
Advertencia: si el agua de tu zona tiene un alto contenido en cal, es aconsejable instalar un descalcificador de agua en el circuito de salida para proteger
el fregadero y el resto de instalaciones sanitarias.
Además, los fregaderos Fragranite incorporan sustancias con iones de plata que ayudan a reducir la proliferación de bacterias y moho, contribuyendo a una
mayor higiene y seguridad en la cocina.
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